martes, 1 de junio de 2010

La infanta Elena

Este día, que no esperó verme tendida, ni a medio hacer, ni a medio andar. Este día, del cual había esperado, que entibiara mi respiración congelada, de las mañanas frías que no tardan en llegar. Pero este día se apresuro al giro de mi rostro y me corto de una el asombro para volverme más vieja de un modo precoz. Y así me viste venir, y me medias desde lejos, apuntándome sin perderme de vista, entre tantas madres que amonestan a sus hijos, y entre tantas ilusiones que convocas para nada, para hacerme caer en el desarraigo de mi paz.
Haces todo lo que queres hacer, ¿te vengas de mí? Te sale, te repito me volteas, me hundes, me pierdes.
¿Y en qué se vuelve a creer?, ¿y qué pasos me animo a dar?, si tan pequeña me ves porque no me guías.
Y andar hoy es desandar, con mis ruedos que se sueltan, con una trenza que se despeina de tanto jugar. Si me piso los cordones todavía, porque tus calles me convidan a transitar sin medida. Si vas a madurarme, madúrame de una buena vez, si vas a darme una lección hazme aprender por todos los cielos. Que si me curtes la herida, déjamelas visibles para que la experiencia me defienda, y mis ojos ya no se empañen. Que los que me rodean sepan, que ya estuve acá, que ya vi las sombras, que no soy mas una niña, pero sí,…es verdad… tenia planeado que entibiaras mi día, que tus manos me abrazaran como se abriga una taza de chocolate caliente. No me adelgaces mas, no me hagas estrechar. Porque para la primavera ya no tendré carne, entonces solo mi alma contará la historia con una voz infinita, como esas que se escuchan en los patios de un colegio.
El alma es niña, siempre. Como será la mía que se encoje cada día. Y este día, Ay dios! este día. Que me estiras el pelo porque atención no presto. Rétame adultamente, quítame los excesos, esos que tienen los grandes en sus cajones, en sus cuadernos. Sacúdeme adultamente, amonéstame dejándome un tatuaje en la espalda, por cada ilusión mal lograda, por cada pereza de entender que no se toca. Eso no se toca. Que acá hay un corazón y no es eterno. No habría que dejar a las criaturas jugar con fuego. Entonces si ya me has enseñado tantas cosas, porque me repartes los órganos. Déjame hoy una marca que me cuide. A esta niña, que ya no quiere serlo.

1 comentario:

  1. Que bueno que estés una vez más acá. Te extrañaba, te extraño, y te voy a extrañar siempre que no te vea por mucho tiempo. Espero que pronto nos volvamos a ver, como cuando un fernet era la excusa perfecta para charlar y reirnos hasta vaya uno a saber que hora, hora en la que nos decidiamos a salir (sin haberlo planificado antes).
    Te quiero.

    ResponderEliminar