Con el deseo de que me brote una esperanza. Como si dentro de mí se gestara una verborragia. Manos arrancando el parto de mi voz, de mi grito y mi ilusión. Con ganas, ganas de una vertiente, una catarata. Mi dolor nace adentro pero es bueno, es noble, solo quiere salir. Desea un alivio, busca ser explicito. Nacer, salir y desparramarse como rebalsando los moldes, los contornos, como desbordando todo, pero exponiéndose entero, mostrándose esto. Esto es lo que es. Quisiera llorar, quisiera explotar, abrazar una oportunidad, rescatarme y volverlo a intentar. Me rompo los dedos, me lo quiebro, se me parten las costillas por soportar estos pulmones inflados de soledad. Me superan, son más grandes que mis propios suspiros, no me alcanza el aire, las bocanadas, no me llenan. La sensación es una sola, es cremosa, es densa, es total. Es un todo que contiene a reventar. Es un globo lleno de angustia y a la vez de lluvia. Necesitaría arrancarme, despojarme, ¡pincharme! que me ayuden con un golpe en la espalda, para desalojar esta balsa de fracasos sin nombres, amorfos, anónimos, buitres enredados que espantan mi animo. Gordos roedores de una larga espera, de una hinchada pena. Y por callar esto me duele, y por contener esto me muerde. Y se lleva mi canto, y se pagan mis duelos, así, en silencio. Ya no quiero porque todo se va secando entonces como una pasa de uva, que me las vuelvo a tragar. A dónde si no es al sol a donde tengo que mirar para estornudar esta congoja suplicante que agoniza muda por un instante, un instante de libertad.
martes, 25 de octubre de 2011
martes, 18 de octubre de 2011
Insomnio
Ayer tuve una sensación, sonó como música y no seguí la canción. Si la hubiese escuchado hubiera escrito algo, pero deje que se me escapara por cobarde. Me vengo sintiendo pálidamente, me vengo ausentando, sin embargo a esta hora me atrevo, me levanto y me desvelo. Para develar la cadencia de tu cuerpo, que es el que quiero. Parece aproximarse, y viene lento. Lo intento. Si tan solo soplaras esas plumas que hay en mi cama, si tan solo me asaltaras, encontraras la forma de entrar al sueño. Te pedí acurrucada un deseo, te soñé anhelante de mis besos. Aquí estoy confusa. Acá estoy por ahora intrusa. Yo fui a tus bordes, los recorrí soplando tus pestañas. Yo simplemente fui hasta tu casa, a ver si entre algunas confesiones me elegías. Pero ahora recuerdo aturdida que no estaba sola. Dónde miran tus ojos, no lo sé. Donde miran los míos tampoco. Igual entiendo este miedo, tomo distancia y me renuevo. Ahora vuelvo. Y en tus manos me encuentro. Qué partes de qué fibras tocaras de mi entero. Qué lunas de qué mundo esperan frías un relevo. No sé sinceramente a dónde estamos yendo, si estoy sola una vez más partiendo. Tengo abrigo para dos, tengo planes a montón. Seguiremos este viaje o simplemente al despertarme recordaré que te fuiste sin haber entrado. Y mirando un reloj apagado entenderé las muchas pastillas desparramadas en esa desdicha de saberme compositora de esta triste canción. De esta fugaz melodía que nunca existió. Pero puede que viva en algún rincón. Dame ese instrumento que te regalo mi voz. Qué pasará cuando abra mis ojos, qué pasará cuando los cierre.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)